sexta-feira, 8 de julho de 2011

Caigo y recaigo

Siempre el hoy me inspira a no ser como ayer,
caigo y recaigo todas las mañanas de mi vida,
como si de nada sirviera haber vivido ayer,
pero hoy veo lo que no vi ayer, lo malo que mañana ya lo
habré olvidado.
los días, sean de tarde, de mañana o de noche, son los mismo
la variedad está en que tu entras o no entras,
dependiendo por donde entras, sea por la ventana
o por la puerta, siempre das la misma impresión,
de haber olvidado los sentimientos a fuera.
siempre que puedo junto los dedos y escribo,
escribo dejando los rastros en tinta fresca
de lo que quise hacer, de lo que quise besar,
pero la tinta se seca, y se seca también el agua
de tu boca, la que salió el pasado verano en  medio
de tu desahogo existencial.
hubiera querido salvarte la vida, preguntando
porque te querías ahogar dentro de mi, tal vez te hubiera
dado mejores razones para no hacerlo.
ahora veo tus ojos llenos de timidez, y los míos
esperando algún cabo suelto del que sujetarme.
llegará la noche, como llega el sueño y al lado de mi cama
se acostará la esperanza a dormir las 8 horas para evitar las
arrugas de la desesperanza y yo con insomnio acabaré de leer
los libros amontonados en la cabecera.
escucharé como llega la mañana y entra abrir mis ojos,
con sus dos dedos de fuego me acaricia y me pone con los
pies en la tierra, me empuja y  bendice deseandome
un buen día y un buen trabajo,
yo, si yo dejaré caer el agua por mi cuerpo hasta
que el jabón desaparezca entre los dedos y la piel se arrugue.
la esperanza seguirá durmiendo y la luz del día se irá de puntitas
para no despertar.    z.v.t.s

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